querida Benedetta: Te escribe alguien que te observa desde la lejanía, alguien que imagina tu olor por que jamás ha podido acercarse a ti, alguien que imagina tu forma de ser por que nunca ha disfrutado de una velada contigo, alguien que a pesar de eso vive enamorado de ti desde el primer día que te vio jugando a la comba detras de las rejas de aquella casa.
Imagino las noches contigo y son amor, las mejores noches de mi vida...aunque me despierte a la mañana siguiente solo y vacío. Voy todos los dias a verte desde que te vi la primera vez y he crecido mirándote...y siendo observada, tambien has crecido tu. Ahora somos adultos pero sigo con el mismo miedo de la niñez, miedo a que me rechaces, miedo a que no seas como te imagino, miedo a que una vez empezado, nuestro amor se acabe...Por eso te escribo esta carta, no para pedirte que salgas a la puerta a verme y dar un paseo juntos...Solo te escribo para que sepas que en lo más profundo de mi ser seguiré amándote como el primer día.
Soy un cobarde, debería lanzarme a la piscina e intentar conquistarte pero el miedo a todo lo que te he dicho anteriormente me lo impide. Muchos hombres dirían que soy cobarde, pero prefiero vivir en mi cobardía y seguir imaginándote como te imagino día a día, quiero seguir imaginando que eres un ángel que me despierta todos los días, que eres un ángel y una fiera amándome noche tras noche, imagino que solo vives para mi, que me amas más que a ti. Deja que en mis sueños siga llamándote...Benedetta.
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