jueves, 29 de julio de 2010

Quiero que utilices mi cuerpo como lienzo de tus sueños, dibujame en las curvas de mis caderas tus deseos más inconfesables, y pinta en mis labios las palabras que no se deben pronunciar en este momento, para que como un dulce vino, me las beba y no salgan a la luz para estropear este acto.
Pinta en mi espalda diversos amaneceres, dibuja en la zona alta, un amanecer soleado, y en la zona baja un amanecer nublado,para quedarnos en casa cada vez que lo veamos.
Me gusta ver como pintas atardeceres en mis piernas, largos atardeceres, rojizos, naranjas, morados, atardeceres cálidos, cálidos como tus manos sobre mis mejillas.
No pintas en ninguna parte el anochecer, pero no te digo nada. Por que el anochecer lo pintamos juntos en esa cama, haciendo de nuestro amor una LOCURA, por que cuando no se ama con locura, no se ama de verdad.
Por que es triste ponerle cordura a los sentimientos. Por que la cordura suena a cuerda y las cuerdas atan.
Tu lienzo aun sigue aqui, en esta cama, hasta que vengas a pintar tus sueños, tus deseos, tus locuras...

miércoles, 21 de julio de 2010

emociones

Clara sintio que aquel prado verde tendría que ser lo más precioso que vería jamás, se tumbó y la hierba fue su almohada, su compañera en ese instante de tranquilidad.
Pensaba en muchas cosas, en su vida cotidiana, en su familia, en sus propósitos en la vida y sobretodo en el.
Sus ojos se cerraron fuerte, como si quisiera borrarlo de su mente, como si no estuviera preparada para que el, apareciera en su mente así por que si.
Clara estaba enamorada de su vida, de la vida.
Estaba enamorada de los árboles pero entendía por que las hojas se despojaban de ellos en otoño.
No solo de los árboles estaba enamorada, sino de las hormigas que aguantaban no se cuantas veces su propio peso, las admiraba, mientras miles de niños en el parque las pisaban.
Se enamorada día tras día de los rayos de sol que la despertaban cada mañana, de la cama en la que depositaba sus sueños por las noches, sentía un amor incondicional por sus libros, los cuales guardaba con minucioso cuidado y limpiaba día tras día, nunca los prestaba, por que su abuela le aseguró que los libros tienen memoria, y que cuando los prestas se sienten tristes, y luego no vuelven a ti, nunca más.
Clara estaba enamorada de su batidora, pues gracias a ella hacía deliciosas granizadas de fresa y mango para desayunar.
Le gustaba sentir por la mañana temprano, recorrer por su garganta granitos de hielo, frios, en su cálida garganta.
Estaba feliz de tener una tostadora tan eficiente, pues gracias a las tostadas que le brindaba cada mañana, podía tener días tan apasionantes.
Le encantaba salir por la mañana temprano y sentir la brisa en su cuello, por eso siempre llevaba el pelo corto.
Clara era enamoradiza por que si, por que valoraba su vida, por que era feliz, por que pensaba que su vida era única.
A su edad, había amado tantas cosas...que no sabía como iba amarle a el.
Abrio los ojos, y sonrió, le amaría apasionadamente, como a su batidora, a los árboles, a la brisa, al sol...como a su vida.