miércoles, 11 de agosto de 2010

De cuento

Miró por la ventana y comenzó a pensar, a reprocharse a si misma, como podía gustarle Garfio más que Peter Pan.
¿Por qué a veces nos gustan las cosas que no deberían gustarnos?
Wendy sonrió pícaramente, sintiendo el placer que se siente al sentir que haces algo prohibido.
No cerró la ventana del todo, por si la malicia quería escurrirse por la ranura que había dejado.
Esa noche, durmió sin camisón.

2 comentarios:

  1. Je, je...
    Wendy y yo nos parecemos mucho en el fondo que no en la forma: no estoy dispuesto a ser acariciado por hombre alguno... Tal vez si, por Anne Bonny, si, seguro, dormiré desnudo.
    Un beso, Naida.

    ResponderEliminar