
El la mira, la admira, la idolatra, huele su aroma a distancia, imagina su fragancia impregnada en su nariz y en sus labios, se imagina un olor parecido a hierba recien cortada. Abre los ojos, y se da cuenta que ha estado demasiado tiempo mirando fijamente a su amada y se ha olvidado del mundo. Eso es lo que le pasa cuando la mira detras de esas rejas...se concentra en ella, en mirar hasta el ultimo rincón de su belleza, en admirar hasta la última de sus expresiones.
Lleva años mirándola desde el mismo lugar, años imaginando a que olerá la fragancia que descansa en el cuerpo de tal diosa, años sin saber su nombre, aunque el en sueños la llame...Benedetta.
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